Typographia 1. Longinotti. Texto para fasciculo. 2012
Si una de las primeras fotos salió de un placard, entonces podemos jugar libremente con la forma de producir fotografías. Fue luego de varias pruebas con placas sensibles a la luz, que surgió la primer foto con una figura humana. Esta placa con cloruros de plata, quedó mucho tiempo dentro de un placar hasta que la misma humedad y sustancias combinadas hicieron que la imagen aparezca en la placa. En la imagen, se había retratado una calle parisina, muy transitada, pero esta no había quedado impresa. Tan sólo una persona fue la célebre afortunada de quedar registrada para la eternidad. Esta persona justo se encontraba parada mientras le lustraban las botas, y el resto de la multitud transitaba de un lado a otro sin dejar un mínimo rastro sobre la primer impresión, debido a que la toma requirió de varios minutos de exposición.(1)
De esta manera podemos introducirnos en la práctica fotográfica desde las posibilidades de lo fortuito, del juego, de la prueba, del trabajo con distintos materiales buscando un fin deseado: registrar nuestro objetivo de interés. Si sabemos con antelación que nuestro objetivo a registrar fotográficamente es un objeto estático, por ejemplo una frase tipográfica construida a partir de superposiciones de luces sobre distintas superficies, entonces deberemos pensar cómo haremos para obtener de esta puesta una serie de interesantes retratos. Para esto remarcaremos al menos tres aspectos sustanciales: el encuadre, la luz y el enfoque.
Al igual que en la composición tipográfica de un afiche contamos con una superficie finita con limites precisos, de esta manera debemos entender nuestra superficie no solo como un rectángulo, sino bien como un extracto de la realidad, un encuadre, tan solo un instante. El encuadre se enriquece en la idea de Pascal Bonitzer (2), sobre el desencuadre como alteración al punto de vista tradicional, cuando nos presenta o nos hace un guiño del resto de la historia que ocurre fuera de escena. Esta idea remite al trabajo sobre los bordes de la imagen, aquellos objetos/sujetos que parecen quedar cortados, marginados, descuidados, pero en realidad encierran mucho mas de los que muestran. Por esto, es muy importante comprender que nuestro registro excede a lo que se ubica en el centro de la lente de nuestra cámara cuando encuadramos. En el cine, este recurso es esencial para el relato del guión y sus intenciones desde lo que se cuenta con la cámara y lo que se decide que complete el espectador. De aquí la idea de interactuar con quien mira una fotografía y reconstruye el relato de lo que ha quedado fuera de cuadro. El encuadre contempla dos instancias claras, la objetividad de lo que se nos presenta y la subjetividad del sujeto que determina el recorte de la situación según le parezca. De esto se desprende, que el sujeto al recortar la escena, está considerando qué elementos son prescindibles y cuáles requieren de mayor preponderancia. Para esto tendremos varios elementos para utilizar: (en toma directa), con luces, flashes, acetatos, paneles, difusores, con mayor o menor exposición temporal, con ajuste del diafragma, con movimientos del objeto, etc (ver esquema de iluminación). Luego de la toma, todo el trabajo de post producción podrá darnos una infinidad de herramientas que nos permitirá crear la imagen nuevamente a nuestro gusto (ver ficha post producción)
Desde los inicios la fotografía fue luz, penumbra y oscuridad, blanco y negro, los cloruros de plata se quemaban sobre el negativo al recibir la luz entrar por la lente y este reflejaba lo que la persona decidía registrar. Algunas teorías remiten la noción fotográfica, en términos de las ciencias naturales, a las plantas cuando realizan la fotosíntesis, ya que de la luz extraen energía para su desarrollo. Nosotros para obtener una imagen mediante el registro de una cámara necesitamos de una fuente de luz solar o eléctrica. Lo trascendental de la luz es que esta define todo, decide cual es el volumen de las cosas, decide si la foto sale movida, nos permite registrar hasta el aleteo de un colibrí en velocidades altísimas, nos da texturas, contrastes, degrades, colores y especialmente nos define las figuras de sus sombras y otras veces nos funde distintos espacios. La luz, en la producción de productos, nos da lugar a experimentar dentro de un espacio cerrado con una infinidad de posiciones, de intensidades y de cantidades de focos iluminando una escena. En nuestra escena, en particular, participan palabras, sílabas, letras, signos analfabeticos, formas, a partir de esto deberemos poder acentuar en las decisiones tipográficas, nuestros recursos lumínicos. Y poder establecer la luz deseada para cada parte destacada o bien ocultada. El uso excesivo de luz, nos dará un resultado de blanqueador, así como la ausencia de luz una oscuridad sin definiciones claras. El uso acertado de la luz se encontrará en función de la puesta, de la idea y de los elementos a destacar. La luz puntual, direccionada, reflejada, refractada, parpadeante y de flash nos permite manipular los objetos de modo tal que cada brillo, cada sombra, cada intensidad será resultado de una elección y no de un error. Este juego de luz y sombra nos va a dar un espectro muy amplio para encontrar todos los grises que querramos como una buena foto de Sebastião Salgado.
Si realizamos el ejercicio de cerrar un ojo y ubicar nuestra atención a un objeto cercano y luego a uno lejano, estaremos entendiendo el foco como una noción espacial. Donde pongamos la mirada nuestro objeto se enfocará dejando todo lo previo y posterior en fuera de foco. Si volvemos a dejar abiertos nuestros dos ojos encontraremos una situación de foco total. Esto puede sucedernos actualmente con las cámaras digitales (pockets) y celulares que contemplan la totalidad de los registros con foco. Por eso debemos identificar nuestro campo de trabajo. Tradicionalmente la fotografía a partir del uso del diafragma nos establece la profundidad de campo, esto se produce con la apertura o cierre del diafragma obteniendo distintas amplitudes focales (a diafragma cerrado la amplitud focal será mayor que al tener el diafragma abierto). El enfoque determinado de un objeto, de una parte de este o bien una mínima linea de foco, pondrá en efecto una gran cantidad de superficie fuera de foco y esta decisión establecerá una alteración al recorrido del ojo desatento. El accionar de esta manera con el foco sobre la superficie plana de nuestra foto impresa, establece situaciones difusas, texturas sin definición, detalle en terceros planos o bien primeros planos deformados o casi borrados.
La fotografía habilita a manipular nuestra realidad por medio del encuadre, de la luz y del foco, pero principalmente por medio de una máquina, una cámara que por medio de sistemas químicos grababa sobre el negativo. Ahora la cámara digital nos presenta una imagen que resulta de sus características intrínsecas a su funcionamiento, del pixel, de sus sistema electrónico, cuando antes era del grano, de los químicos y del papel.
1. Boulevard du Temple, París, Daguerrotipo- Daguerre 1838
2. BONITZER, Pascal, Desencuadres. Cine y pintura, Santiago Arcos Editor, 1987.