7 de Marzo. 18.30hs.
Brasil. Praia do Rosa.
A partir de un link posteado en FB del prestigioso Carlos Scolari. Pasaré a hacer un recuento de la situación actual sobre la dispersión en los dispositivo móviles como los iPad.
Resulta que la critica a la actual tecnología recae en la capacidad principal del medio de las múltiples actividades que ofrece. Al igual que en su libro Superficiales, Nicholas Carr se presenta como un fetichista y melancólico de las viejas tecnologías. Que ridículo, como si antes no fuera posible distraerse. Ahora pareciera que al estar todo al alcance uno no puede hacer nada. Esto en parte es así y en parte no. El porqué de la cuestión está en que depende de quien sea el usuario, si hablamos de un estudioso, alguien que requiere del medio para buscar, leer, anotar y transcribir, seguramente no le interese ver que pasa en twitter. Ahora, si el caso es el de una persona cualquiera que usa su iPad para jugar, leer el diario, etc, la dispersión es la base del juego. La dispersión, perdón por esta palabra, ya la cambiaremos, presenta las posibilidades extensas e inabarcables del medio. El medio nos posibilita acceder a un dato en concreto en cuestión de tiempo muy breve, la búsqueda de una definición, la búsqueda de la palabra concreta, etc.
Hoy internet, la red, la web, la interface con la que la humanidad esta en contacto con esta tecnología se basa en la mismísima cualidad de múltiples aristas, de una multiplicidad, de un corrimiento de la linealidad. Esto quiere decir que uno puede seguir leyendo un libro entero, ver una película hasta el final o escuchar un disco completo, pero la particularidad está en que la base de este medio permite saltar de uno a otro sin tener que moverse de cuarto, cambiar de aparato o apenas mover el cuerpo.
Lo ridículo de los que cuestionan esta nueva tecnología, este modo de aprehender la realidad a través de medios digitales en red, es que repiten lo mismo que los que criticaron a la radio, la tele, el cine, etc. La critica aparece por miedo y desconocimiento. Siempre la hubo y siempre la habrá. Pero debemos empezar a esclarecer las verdaderas riquezas del medio para que no pase lo mismo que con la TV. La internet nos está brindando un sin fin de posibilidades en cuanto al compartir, al hipervinculo a cambiar el modo de conocer.
Cuando se imprimieron los primeros libros de la historia el conocimiento empezó a expandirse, muchos temieron por lo que eso podría causar. Pero todavía en esa instancia el alcance era mínimo. Hoy los tiempos son otros. Hoy la problemática posible que podemos afrontar es que pasará con la memoria?. Si todo el conocimiento accesible se encuentra en la nube, que necesidad de guardar información en nuestro cerebro? Si nuestro cerebro no cubre la función de almacenar, entonces es momento del paradigma vinculador?
Muchas preguntas podrán ir surgiendo y reelaborandose, pero lo importante pasa por no frenar, quitarle importancia o bien desprestigiar la posibilidad de hacer uso de una lógica de comprender, compartir y conocer el mundo, que la actual red de internet nos brinda.
dw